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Hombre con Turbante Rojo

Hombre con Turbante Rojo, de Jan van Eyck

Jan van Eyck, también conocido como Johannes de Eyck, creó esta obra maestra reconocida como uno de los más importantes retratos del mundo. Van Eyck nació en Maaseik, Bélgica, alrededor del año 1395, sin que sepamos la fecha exacta ya que se conoce poco de sus años de juventud. Jan van Eyck fue un artista flamenco que llegó a ser un maestro del retrato al óleo en una época en la que este tipo de arte era todavía una novedad. Al ser uno de los maestros pioneros de este tipo de técnica, Jan van Eyck es conocido como el padre de la pintura al óleo. Y con sus pinturas realistas de la figura humana y su maestría de la técnica al óleo, también esta considerado como uno de los mejores retratistas del norte de Europa durante el s. XV. También se cree que el artista Hubert van Eyck y el también considerado como artista Lambert van Eyck eran sus hermanos.

El retrato del Hombre con Turbante Rojo fue pintado por Van Eyck en 1433 con óleo sobre un panel de madera. Es uno de los mejores exponentes del Renacimiento Nórdico Europeo del s. XV, una era que marca el extraordinario crecimiento de las bellas artes en Flandes y Alemania desde 1430 hasta 1580.

Se cree que este retrato es en realidad un autorretrato, pero no hay evidencias claras que confirmen esto. Sin embargo, hay un gravado en la parte alta del marco que muestra una prueba bastante convincente de que el Hombre con Turbante Rojo es un autorretrato de Jan van Eyck. En caracteres griegos puede leerse “Als Ich Can” (como Yo/Eyck puedo), que es una especie de cita paródica del nombre del artista. El enfoque que se da a la mirada del hombre en el retrato también implica quién es el modelo. La leyenda al pie del marco muestra el nombre del artista y la fecha en que el retrato fue terminado, pudiendo leerse “Jan van Eyck me hizo el 21 de octubre de 1433”. Es significativo que los escritos que aparecen en el retrato fueron hechos para que parecieran gravados en lugar de pintados.

Lo que hace al retrato del Hombre del Turbante Rojo tan natural son sus precisos efectos visuales y su brillo de espejo, un producto de la experta pericia de Van Eyck en el uso de finas capas de pigmentos de color claro que logran que el retrato resplandezca. Un ejemplo claro son los efectos creados en los ojos del hombre del retrato. La sutil mezcla de blanco, rojo, azul y negro consigue que los ojos del hombre parezcan vivos. Además, la mirada de ambos ojos está centrada en dos puntos distintos, con el ojo derecho algo borroso y el derecho muy definido y concentrado en un objeto. La apariencia de los ojos se debe probablemente a un efecto provocado al tener Van Eyck que mirarse en un espejo; nadie puede ver sus dos ojos iguales cuando se mira a sí mismo en un espejo desde un ángulo concreto.

Jan van Eyck es un auténtico maestro de la pintura al óleo y por eso es capaz de mostrarse a sí mismo de una forma tan poderosa en el retrato, de tal forma que cada pincelada de su brocha parece invisible.


Thomas Gainsborough

Thomas Gainsborough, "El Niño Azul"

Thomas Gainsborough fue un célebre  y solicitado retratista nacido en 1727 en Sudbury, Inglaterra. En su juventud, se sintió inspirado a pintar la campiña que había junto a su casa, y a lo largo de su vida siguió pintando paisajes. Gainsborough comenzó su carrera profesional estudiando en Londres con un grabador francés llamado Gravelot, y con el tiempo se asoció con William Hogarth, un famoso gravador inglés.

Los retratos más conocidos de Gainsborough incluyen “El Niño Azul” y “El Paseo Matutino”. Su tratamiento de la ropa en ambos casos ilustra por qué los críticos siguen apuntando al trabajo del pintor holandés Van Dyck como una clara influencia en el estilo de Gainsborough. Los espectadores se dan cuenta de la cualidad evanescente de las telas traslúcidas y ondulantes en la pareja que aparece en “El Paseo Matutino”, así como del cuello de encaje y la apariencia brillante y aterciopelada del traje del niño. Los fondos de los dos cuadros son similares en cuanto a que están localizados en el exterior e incluyen algunos árboles, pero el tono es muy distinto. El paseo de la pareja (y también su vida en común) parece idílico a causa del cielo azul, el perro amistoso y devoto, y el refugio proporcionado por el árbol. El niño, sin embargo, aparece elegante y heroico sobre el fondo de un cielo más oscuro y turbulento. Los espectadores tienen la impresión de que está emergiendo de algo sublime porque en la distancia intuimos algo más grande.

Otra parte interesante de la carrera de Gainsborough es su colaboración para decorar las cajas de la cena de los jardines de Vauxhall, que eran un centro de cultura emergente en su época. Buscar en Google imágenes de Gainsborough nos permite ver que contribuyó claramente a aquella cultura, ya que creó muchos hermosos retratos de personas nobles y de clase media. La variedad de fondos, que van de ruinas griegas a pinturas al óleo, así como la diversidad de ropa en boga, han ayudado a preservar aspectos de la historia cultural de incalculable valor. Gainsborough murió en 1788 tras completar una ilustre carrera en la pintura al óleo que le reportó su lugar como uno de los fundadores de la Real Academia de las Artes. Su capacidad para favorecer a sus modelos con las pinceladas de sus brochas es la mejor explicación para su estatus y su fama.


El Retrato Chandos

El Retrato Chandos (Shakespeare)

Muchos creen que El Retrato Chandos es uno de los pocos que se han hecho del gran escritor William Shakespeare, que vivió de 1564 a 1616. Hay una gran controversia académica alrededor de la figura de Shakespeare, hasta el punto de que algunos se preguntan si fue él realmente el autor de ciertas obras que se le atribuyen. El Retrato Chandos es una pintura que ha contribuido a su iconografía, y es posible que esté datado cerca del año 1623, cuando se publicó su “First Folio”. En la portada del “First Folio” aparece un gravado que guarda una clara semejanza con El Retrato Chandos (llamado así porque perteneció al tercer duque de Chandos).

Tal vez por desgracia, el retrato fue alterado en algún momento para hacer que el personaje parezca calvo, entre otras cosas. También se le añadió una inscripción falsa. Que sepamos, existen hasta ahora un total de siete retratos que fueron pintados en vida de Shakespeare. El Retrato Chandos se modificó para que se ajustara mejor a esas otras representaciones y que así se parezca más a la percepción de conjunto que tenemos del autor.

El retrato se encuentra ahora en la Galería Nacional de Retratos de Londres, que lo recibió en 1856. Sus últimas investigaciones han concluido que hay una semejanza real con Shakespeare, “probablemente”. Además, atribuyen este retrato de agradable colorido a la sensibilidad artística de un pintor llamado John Taylor. La investigación de la Galería para descubrir la identidad del modelo incluye el estudio de elementos tales como la ropa que aparece en el retrato y si los pigmentos al óleo usados pertenecen a la época en la que Shakespeare vivió. El hombre del retrato lleva un pendiente de oro y un cuello suelto con cordones. También tiene bigote y barba. Estos detalles de la moda suelen ser representativos de los poetas, y de hecho aparecen en la vestimenta de otros escritores y literatos de la época.

Teniendo en cuenta cómo la representación de cada persona, no solo de los escritores famosos, puede cambiar a través de los tiempos y también a causa de las condiciones lumínicas, fondos, ángulos, ropajes, etc., es fácil asumir que esta pintura al óleo es una valiosa reliquia histórica.


Élisabeth-Louise Vigée Lebrun

Élisabeth-Louise Vigée Lebrun, "Autorretrato con su hija"

Élisabeth-Louise Vigée Lebrun fue una pintora nacida en París en 1755. Su padre pintaba abanicos y retratos, y fue su primer instructor en la materia. Empezó pintando retratos de forma profesional cuando era una adolescente y, a lo largo de su vida, recibió el mecenazgo de personas muy influyentes y adineradas, algo que puede apreciarse en los títulos nobiliarios que parecen en los títulos de muchos de sus retratos al óleo (p. ej., baronesa, príncipe, marquesa, condesa, duquesa, conde, etc.). Viajó mucho, en parte a causa de la Revolución Francesa, a lugares como San Petersburgo y Viena. Probablemente es más conocida por haber logrado una posición como pintora de corte de María Antonieta, y como una de las pocas mujeres pertenecientes a la Academia Francesa de las Artes, pero también pintó a Catalina la Grande, lo que le reportó un puesto en la Academia de las Artes de San Petersburgo.

El estilo de Vigée Lebrun destaca por su diversidad, y ha sido descrita como una retratista que en ocasiones sacrificaba el ideal de perfecta semejanza por su deseo de lograr una composición más agradable. Uno de sus temas favoritos en sus retratos es la idealización de la madre con su hija, y es maravilloso comprobar cuántos autorretratos están disponibles para el disfrute de los amantes del arte contemporáneo. Comparar el Autorretrato con su hija, en el que ella y su pequeña hija Julie se abrazan con naturalidad vestidas con modestos vestidos de campesinas de estilo artístico, con el Retrato de la reina María Antonieta y sus hijos nos sirve para ilustrar la variedad de su pintura. La piel clara del rostro de María Antonieta parece carecer del detalle que tan visiblemente se percibe en su suntuoso entorno, incluyendo el diseño y las borlas de la almohada bajo sus pies. Los niños parecen querubines, como suele ser la norma en los cuadros de Vigée Lebrun, y están pintados con la misma mirada de devoción en sus ojos que Julie parece tener en cada retrato en el que se nos muestra.

El retrato que Vigée Lebrun hizo de Lord Byron es un excelente ejemplo de su habilidad para capturar características importantes acerca de sus modelos. Combinando cuidadosas pinceladas y sensibilidad para captar los aspectos más sutiles de la personalidad, logra revelar la elegante disposición romántica del poeta. Lord Byron está mirando a un lado, como si estuviera distraído, y sus rizos están cuidadosamente colocados pero, a la vez, en ligero desorden. El hecho de que tuviera la oportunidad de pintar a tantas figuras notables del s. XVIII atestigua su habilidad como pintora del carácter de las personas, y no solo de sus características físicas.


Frank Cowper

Frank Cadogan Cowper nació en Inglaterra en 1977. Se le considera el último de los prerrafaelitas. Este grupo, fundado en Inglaterra en 1848 por un grupo de artistas e intelectuales, rechazaba el arte académico de la Inglaterra del siglo XIX. Criticaban la perpetuación del manierismo de Miguel Ángel y sus seguidores, ya que consideraban que sus obras eran vacías, artificiales y carentes de sinceridad. Por ello, proponían un retorno al detallismo y el colorido de los renacentistas italianos y flamencos anteriores a Rafael.

Cowper fue criado en Cranleigh y sometido a una estricta educación religiosa que marcaría su carrera artística muchos años después. En 1896 comenzó sus estudios de arte. Consiguió exhibir sus obras por primera vez en la Academia Real en el año 1899 y dos años después consiguió sus primeras críticas positivas.

En 1902 pasó seis meses estudiando la obra del famoso pintor estadounidense Edwin Austin Abbey, antes de partir hacia Italia para continuar su formación artística.

En 1904 se convirtió en miembro de la Sociedad de Acuarelas Reales y en 1907 en asociado de la Academia Real.

Además de ser un excelente pintor de óleos y acuarelas, Cowper demostró también su talento como ilustrador de libros, destacando por su minuciosidad en los detalles de sus trabajos.

En algunas de sus obras puede observarse como el artista explora los temas religiosos con un sentido del humor que raya en la blasfemia y que mantendría durante toda su vida, lo que no impidió que recibiera encargos para realizar obras destinadas a decorar iglesias.

En 1820, al decaer el mercado de las obras que representaban escenas históricas y literarias, Cowper reconduce su carrera hacia la realización de retratos, normalmente de jóvenes de la alta sociedad, como el que ilustra este artículo.

Al final de su vida, en 1958, su popularidad decayó y su arte quedó en el olvido durante décadas. Sin embargo, su popularidad ha aumentado en años recientes, en los que ha sus pinturas llenas de caballeros galantes y trágicas damas han conseguido aceptación entre el público.


Francisco de Goya

Francisco de Goya y Lucientes fue un pintor y grabador español nacido en 1746. Se le considera el padre del Romanticismo tanto en la pintura de caballete, como en los murales, grabados y dibujos. Su influencia artística se hizo notar en toda la pintura posterior, por lo que se le considera el precursor de la pintura contemporánea y de las vanguardias pictóricas del siglo XX.

Empezó su formación en Zaragoza, aprendiendo el estilo del barroco tardío y los cuadros de temática religiosa. En 1770 viaja a Italia, donde entra en contacto con el neoclasicismo. Su estilo al volver a Madrid es una mezcla de ese estilo italiano y el rococó costumbrista que aprendió en su trabajo como pintor de cartones. De esta época podemos destacar obras como “El quitasol” o “La pradera de San Isidro”.

En 1793 empieza a sufrir una grave enfermedad que le provocó su sordera y que hace que su pintura sea más creativa y de temática más seria. Sus “Caprichos” (pequeños cuadros en hojalata) marcan la madurez de Goya y su transición hacia el Romanticismo.

Durante toda su vida intentó reflejar en su obra los problemas de la España en que vivía. Reflejó en sus cuadros la Guerra de la Independencia, mostrando en su serie “Los desastres de la guerra” una visión atroz y realista de las atrocidades cometidas y el sufrimiento de sus víctimas.

Sus dos obras históricas más importantes son dos grandes cuadros que retratan los sucesos del levantamiento del dos de Mayo, titulados “La carga de los mamelucos” y “Los fusilamientos del 3 de Mayo”. Estas dos obras son un precedente estético y temático para los cuadros históricos, que elevan estas obras de una mera visión del artista de unos acontecimientos históricos a la categoría de mensaje universal.

Destacó también como retratista. Desde su llegada a Madrid como pintor de la corte, tuvo acceso a las colecciones privadas de palacio, quedando muy influenciado por Velázquez. Desde 1780 entra en contacto con la alta sociedad y el mundo de la cultura madrileños, realizando para ellos grandes retratos como “La familia del Infante Don Luís”, “Los duques de Osuna y sus hijos” o los retratos del duque y la duquesa de Alba. La obra que ilustra este artículo es un retrato realizado por encargo del rey, titulado “La familia de Carlos IV”.

Las obras más importantes en la trayectoria de Goya son sus “Pinturas Negras”. Se trata de una serie de pinturas al óleo realizadas sobre los muros de su casa de campo (La Quinta del Sordo). En estas obras Goya se anticipa a la pintura contemporánea y deja su influencia para los movimientos pictóricos vanguardistas del siglo XX.


El Greco

Doménikos Theotokópoulos, conocido popularmente como el Greco, fue un pintor renacentista nacido en Creta en 1541. Vivió su juventud en Creta, donde era muy admirado como maestro de estilo postbizantino, que era una continuación de la pintura tradicional ortodoxa griega de la Edad Media. De esta época podemos destacar la obra “La muerte de la virgen”.

A los 26 años se trasladó a Italia, donde residió durante diez años. En Venecia su estilo fue evolucionando hasta convertirse en un pintor renacentista, influenciado por las obras de grandes maestros como Tiziano o Tintoretto. Allí aprendió la técnica de la pintura al óleo y a utilizar la gama de colores, a dar profundidad a las composiciones utilizando los fondos y la forma de iluminar usando focos determinados. Entre las obras de esta época podemos destacar “La curación del nacido ciego”.

Después viajó a Roma. Allí se sintió influenciado por las obras de Rafael y, sobre todo, de Miguel Ángel, de los que aprendió el estilo manierista. Este estilo se basaba en exagerar las figuras hasta volverlas artificiales, buscando un virtuosismo preciosista, y en la importancia de la imaginación sobre la imitación en la creación artística. La influencia del manierismo le hizo evolucionar hacia un estilo personal en el que las figuras aparecen muy alargadas y con iluminación propia, llena de contrastes. Esto les da una apariencia fantasmal y muy expresiva, que es la característica principal de las figuras del Greco. Entre las obras más importantes de su periodo romano podemos destacar “La purificación del templo” o los retratos de Giulio Clovio, Vincentio Anastagi y el Papa Pio V, obra que ilustra este artículo.

En 1577 viajó a España y se estableció en Toledo, donde residiría durante el resto de su vida, hasta 1614. Es aquí donde su estilo alcanza la madurez y empiezan a surgir sus obras maestras. Nada más llegar se le encarga el retablo mayor y dos laterales para la iglesia de Santo Domingo. A este retablo pertenecen “La asunción de la virgen” y “La Trinidad”, con las que consiguió gran fama.

Su objetivo era establecerse en la corte como pintor del rey pero, a pesar de que éste le realizó dos encargos, su estilo no le gustó y rechazó ambas pinturas.

En 1586 realizó su obra más conocida “El entierro del Conde de Orgaz” para la Iglesia de Santo Tomé en Toledo. De esta época es también su conocido retrato “El caballero de la mano en el pecho”. En sus últimos años su fama se acrecentó y el número de los encargos que le realizaban se multiplicó. La Iglesia requería sus pinturas para luchar contra las ideas de la Reforma protestante, con lo que el Greco se convirtió en el “pintor de la contrarreforma”.

Sus últimas obras importantes son “La Inmaculada Concepción” y “La adoración de los pastores”. En estas obras se aprecia que el alargamiento de las figuras es exagerado y violento. La forma alargada de los cuadros parece representar que las figuras se elevan hacia el cielo.

Su obra está compuesta por obras de tema eclesiástico (grandes retablos y cuadros para iglesias) y retratos de gran calidad. Durante toda su vida intentó afianzarse en su particular y extraño estilo, lejos de las imitaciones, que le llevó a convertirse en uno de los pintores más importantes del renacimiento español y uno de los grandes maestros de la historia de la pintura.


Edouard Manet

Manet nació en Paris en 1832. Sus notas no fueron lo bastante buenas para estudiar derecho, como pretendía su padre, por lo que intentó ingresar en la Academia Naval Francesa. Al fracasar también en este intento, decidió dedicarse al arte, empezando sus estudios con Thomas Couture y dedicándose a copiar cuadros del Louvre.

Tuvo bastantes discusiones con su profesor, que era demasiado tradicionalista, por lo que Manet buscó su propia síntesis de la historia del arte e intentó fundirla con los conceptos de los grabados japoneses.

En 1853 empezó a viajar por Europa para copiar a los grandes maestros. En 1865, en un viaje por España, descubrió la pintura barroca española que tuvo una gran influencia en su obra, quedándose impresionado en especial por las obras de Velázquez.

En 1867, con motivo de la Exposición Universal, realizó una exposición particular de sus obras, gastando en el proyecto gran parte de su herencia. Sin embargo, no obtuvo éxito de ventas ni de críticas.

En 1872 consiguió vender varios cuadros y su obra fue expuesta junto a la de otros artistas en la primera exposición de pintores impresionistas. Juntos formaron la Sociedad Anónima de Artistas para realizar exposiciones colectivas. Manet empezó a relacionarse con ellos y a absorber sus técnicas pero siempre prefirió exponer sus obras de forma individual. Poco a poco fue consiguiendo el apoyo del público e incluso el Salón de Paris le concedió una medalla de segunda clase y fue nombrado Caballero de la Legión de Honor.

En 1880 se le diagnosticó un problema circulatorio crónico que hizo que su salud fuera deteriorándose. Esta enfermedad le llevó a la muerte en 1883.

Manet fue un artista contradictorio: por un lado se le veía como un artista rebelde, pero paso toda su vida buscando la fama y obsesionado con las críticas. A pesar de ser uno de los padres del Impresionismo, nunca quiso exponer con ellos y siempre luchó por ser aceptado en los Salones oficiales.

Entre sus obras más importantes podemos destacar “Olimpia” y Desayuno sobre la hierba”, ambas rechazadas por la crítica de la época y consideradas vulgares, amorales y creadas sólo para escandalizar. Otras obras destacables son “El pífano” (presente en este artículo) y el “Bar de Follies Bergére”.


Edgar Degas

Hilaire-Germain-Edgar de Gas fue un pintor y escultor francés nacido en Paris en 1834. Se le encuadra dentro del impresionismo y es muy conocido por sus cuadros de bailarinas, que muestran escenas sutiles realizadas en pastel.

Empezó sus estudios cursando derecho en París. Una vez acabó, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes, con el pintor Lamothe. Siguiendo el ejemplo de Ingres, viajó a Italia a completar su formación, estudiando sobre todo a los artistas del Renacimiento. De esta época, tradicional e influenciada por Ingres y Chavannes, podemos destacar el “Retrato de la Familia Belleli” (que ilustra este artículo) y “Semiramis construyendo una ciudad”. En estas obras ya se notaba su talento y sensibilidad artística. En 1865 consiguió exponer en el Salón de Paris y empezó a labrarse cierta fama en el mundo artístico.

En 1870 se le diagnosticó un problema de visión que le mantuvo preocupado de por vida. Ese mismo año conoció a Manet, Morisot, Mallarme y Valéry. En 1874 participó con Monet, Sisley, Cezanne y Pizarro en la primera exposición impresionista. Sus obras recibieron una mala acogida por parte de la crítica y el público, al igual que ocurrió con las obras de sus otros compañeros impresionistas.

Degas comparte con los impresionistas el deseo de eliminar los convencionalismos de la pintura. Sin embargo, se diferencia de ellos en que da más importancia a la forma del dibujo que al color. Degas construye sus cuadros a base de líneas. Influido por el arte japonés, intentó encontrar la armonía entre la masa y el color. También le diferencia su gusto por los temas urbanos iluminados artificialmente en lugar de los paisajes iluminados con luz natural que tanto fascinaban a los impresionistas.

En esta época pintó muchos retratos, como “La planchadora” y escenas de bailarinas como “Clase de baile”. Tanto el ballet como la opera y el circo fueron para él constante fuente de inspiración. También se apasiona por las carreras de caballos, a los que dedica varias obras que le permiten estudiar el movimiento.

En los últimos años de su vida comenzó a utilizar el pastel, creando autenticas obras maestras. La mayoría de ellos son desnudos femeninos, llenos de expresividad y realizados con una gran libertad de composición. En sus últimos años, debido a que sus ojos estaban demasiado débiles para captar los matices del color, se dedicó a esculpir figuras de bailarinas. Pasó los últimos años de su vida prácticamente ciego y murió solo en Paris en 1917.


Diego Velázquez

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez fue un pintor barroco considerado como uno de los mejores artistas españoles de todos los tiempos y figura imprescindible de la pintura universal. Nació en Sevilla en 1599 y murió en Madrid en 1660.

Comenzó sus estudios en Sevilla, donde recibió influencias del estilo naturalista de iluminación de Caravaggio. Con sólo 10 años entró en el taller de Francisco de Herrera el Viejo, pero no pudo soportar el carácter de su maestro y pasó a estudiar con Francisco Pacheco. Allí adquirió sus primeras enseñanzas artísticas, a pesar de que Pacheco era bastante limitado como pintor y sus enseñanzas eran rígidas y demasiado basadas en los modelos de Rafael y Miguel Ángel. Ya desde joven demostró una gran capacidad técnica, un gran dominio del claroscuro y una gran capacidad para el retrato en el que transmitía la fuerza y las emociones de los modelos. Sus obras maestras de esta época son “Vieja friendo huevos” y “El aguador de Sevilla”.

A los 24 años se trasladó a Madrid y fue nombrado pintor del rey Felipe IV. Cuatro años después ascendió a pintor de cámara, que era el cargo más importante entre los pintores del rey.

Su trabajo consistía en pintar retratos del monarca y su familia y cuadros para decorar las mansiones reales. Su estilo fue evolucionando del tenebrismo de Caravaggio a una pintura más luminosa con pinceladas rápidas y sueltas. De esta época podemos destacar el retrato ecuestre de Felipe IV, que se puede observar en este artículo, y “El triunfo de Baco”, también conocido como “Los borrachos”.

En 1629, después de conocer a Rubens, creyó que necesitaba completar su formación, por lo que realizó un viaje a Italia que representó un cambio decisivo en su pintura. Se producen cambios en la manera en que suaviza la transición hacia los fondos, la imprimación de la pintura es más ligera y la pincelada más fluida y los toques de luz producen efectos entre las zonas iluminadas y las sombras. De esta época podemos destacar “La Fragua de Vulcano”.

En su madurez pintó grandes obras como “La Rendición de Breda” o “Cuadro de las lanzas”. En sus últimos años desarrolló un estilo más esquemático en el que predominaba la importancia de la luz. De esta época podemos destacar el retrato del Papa Inocencio X o “La Venus del Espejo”. También pertenecen a esta época sus dos obras más grandes y complejas: “La familia de Felipe IV”, también llamado “Las Meninas”, y “La fabula de Aracné”, conocido popularmente como “Las Hilanderas”. Ambas son consideradas obras maestras de la pintura europea. La colección completa de sus obras consta de unos 120 cuadros.




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