Edgar Degas

Hilaire-Germain-Edgar de Gas fue un pintor y escultor francés nacido en Paris en 1834. Se le encuadra dentro del impresionismo y es muy conocido por sus cuadros de bailarinas, que muestran escenas sutiles realizadas en pastel.

Empezó sus estudios cursando derecho en París. Una vez acabó, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes, con el pintor Lamothe. Siguiendo el ejemplo de Ingres, viajó a Italia a completar su formación, estudiando sobre todo a los artistas del Renacimiento. De esta época, tradicional e influenciada por Ingres y Chavannes, podemos destacar el “Retrato de la Familia Belleli” (que ilustra este artículo) y “Semiramis construyendo una ciudad”. En estas obras ya se notaba su talento y sensibilidad artística. En 1865 consiguió exponer en el Salón de Paris y empezó a labrarse cierta fama en el mundo artístico.

En 1870 se le diagnosticó un problema de visión que le mantuvo preocupado de por vida. Ese mismo año conoció a Manet, Morisot, Mallarme y Valéry. En 1874 participó con Monet, Sisley, Cezanne y Pizarro en la primera exposición impresionista. Sus obras recibieron una mala acogida por parte de la crítica y el público, al igual que ocurrió con las obras de sus otros compañeros impresionistas.

Degas comparte con los impresionistas el deseo de eliminar los convencionalismos de la pintura. Sin embargo, se diferencia de ellos en que da más importancia a la forma del dibujo que al color. Degas construye sus cuadros a base de líneas. Influido por el arte japonés, intentó encontrar la armonía entre la masa y el color. También le diferencia su gusto por los temas urbanos iluminados artificialmente en lugar de los paisajes iluminados con luz natural que tanto fascinaban a los impresionistas.

En esta época pintó muchos retratos, como “La planchadora” y escenas de bailarinas como “Clase de baile”. Tanto el ballet como la opera y el circo fueron para él constante fuente de inspiración. También se apasiona por las carreras de caballos, a los que dedica varias obras que le permiten estudiar el movimiento.

En los últimos años de su vida comenzó a utilizar el pastel, creando autenticas obras maestras. La mayoría de ellos son desnudos femeninos, llenos de expresividad y realizados con una gran libertad de composición. En sus últimos años, debido a que sus ojos estaban demasiado débiles para captar los matices del color, se dedicó a esculpir figuras de bailarinas. Pasó los últimos años de su vida prácticamente ciego y murió solo en Paris en 1917.

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