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Madrazo

Federico de Madrazo y Küntz nació en Roma en 1815 y murió en Madrid en 1894. Era hijo del pintor neoclásico José Madrazo y de madre alemana, sobrina del pintor Küntz. Comenzó sus estudios como pintor en la escuela de Alberto Lista en Madrid. Con 19 años pintó “La continencia de Escipión”, obra que le permitió ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Más tarde prosiguió su formación en Paris, donde estudió con Ingres, amigo de su padre, y adquirió el estilo romántico que en aquel momento destacaba entre los autores franceses. Después continuó sus estudios en Roma durante dos años y en 1842 regresó a España, donde se dedicó a la pintura y la enseñanza.

La reina Isabel II le eligió como pintor de cámara, al igual que su padre, José Madrazo, había sido pintor de cámara del padre de la reina, Fernando VII. De esa época podemos destacar el “Retrato de Isabel II” que ilustra este artículo.

Fue un pintor admirado en su tiempo y recibió varios nombramientos importantes, como director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, puesto que conservó durante décadas, o director del Museo del Prado. Perdió este último cargo durante la revolución liberal de 1868 pero le fue repuesto en 1881. También colaboró en revistas de pintura de su tiempo con grabados y dibujos y artículos sobre la pintura y el arte.

Durante toda su vida se dedicó sobre todo a realizar retratos de los miembros de la aristocracia y la cultura, como los de Carolina Coronado o Amalia de Llano y Dotres, condesa de Vilches. Entre sus obras destacan el retrato de la reina Isabel II, el de su marido, Francisco de Asís, el del rey Alfonso XII, los retratos de los presidentes Bravo Murillo y Salmerón o los de los artistas Ramón de Campoamor, José de Espronceda o Mariano José de Larra. También realizó algunos cuadros con tema histórico.


Claude Monet

Claude Monet fue un pintor impresionista francés del siglo XIX. Desde pequeño destacó como dibujante y a los 15 años ya era conocido como caricaturista en toda la ciudad. Poco después empieza a pintar paisajes y toma la decisión de convertirse en pintor. Rechazó ingresar en la escuela de Bellas Artes y se matriculó en la Academia Suiza, donde se dedicó al estudio de figuras. Más tarde entró en el taller de Charles Glayre, donde conoció a otros artistas como Bazille o Renoir.

Durante esa época, debido a que su familia le había retirado su apoyo financiero por no querer abandonar la pintura para llevar el negocio familiar, sobrevivió gracias a varios encargos de retratos. En 1865 consiguió exponer dos paisajes marinos en el Salón de Paris que tuvieron una gran aceptación de la crítica. En 1886 presentó la obra que aparece en este artículo (“Camille con vestido verde”), que también obtuvo buenas críticas y en la que aparece representada la amante del artista, modelo de muchas de sus obras.

Poco a poco su estilo fue separándose del realismo y de las exigencias de la crítica y el Salón de Paris, por lo que su situación económica continuó empeorando.

En 1873 funda junto con otros artistas la Sociedad Anónima Cooperativa de Artistas, a los que la crítica llama impresionistas por el título de un cuadro que Monet exhibió (“Impresión: Sol Naciente”). En 1882 se aleja de los demás impresionistas y deja de exponer con ellos, consiguiendo que una de sus obras sea aceptada en el Salón de París. En 1883 se realiza una exhibición individual de sus obras que obtiene una crítica favorable. Poco a poco las obras impresionistas empiezan a venderse y consigue mejorar su situación económica, por lo que se dedica a recorrer Europa para pintar.

Sus últimos años están marcados por las cataratas que sufrió en ambos ojos y por la muerte de su segunda esposa, lo que le llevo a deprimirse y destruir algunas obras que creyó no podría terminar. Sin embargo, tras varias operaciones consiguió recuperar la visión y terminar varios cuadros de su serie de Nenúfares.

Se le considera el máximo exponente del impresionismo. Intentó incorporar el carácter de la luz a sus obras y practicó durante toda su vida la pintura al aire libre, sin esbozos previos realizados en un taller, lo que le permitió observar y plasmar los efectos de la luz sobre los objetos, lo que llena sus obras de vitalidad y armonía.


Caravaggio

Michelangelo Merisi da Caravaggio nació en Milán en 1571. Se le considera como el mayor representante de la pintura barroca. Siendo muy pequeño su familia tuvo que salir de Milán por la epidemia de peste que asolaba la ciudad y emigrar a Caravaggio, población de la que tomó el nombre.

En 1584 entró a trabajar como aprendiz del pintor Peterzano. Tras concluir su aprendizaje visitó Milán y Venecia, donde conoció la obra de Giorgione, Tiziano y Da Vinci.

En 1592 llegó a Roma y contactó con Giusseppe Cesari, pintor de Clemente VIII, y comenzó a trabajar con él. De esta época podemos destacar su “Muchacho con cesto de fruta” (representado en este artículo) en el que se puede apreciar el absoluto realismo y la minuciosidad de los detalles que dio fama a Caravaggio.

En 1594 decidió trabajar por su cuenta y, después de pasar por un periodo de penurias económicas, fue contratado por el cardenal Francesco María del Monte, para el que realizó un gran número de obras. Le son encargados multitud de cuadros religiosos, como “La Magdalena Penitente”, “San Francisco de Asís en éxtasis” o “Descanso en la huida de Egipto”. Estos cuadros elevaron su fama entre el pueblo y los artistas, aunque algunos fueron rechazados por la Iglesia, debido a su extremo realismo a la hora de plasmar a los modelos que escogía entre la gente de la calle y a los que se negaba a idealizar en sus obras para que representasen la pureza y perfección que se esperaba de las figuras religiosas. Sus obras además fueron a veces criticadas por ser demasiado violentas y explicitas, aunque para muchos otros su estilo tenebrista y barroco emocional lo encumbraba como el mejor pintor de Roma. Varias de sus obras fueron rechazadas por considerarlas vulgares, sacrílegas y faltas de gusto, como “La conversión de San Pablo” o “La Muerte de la Virgen”.

Caravaggio fue una persona con fuerte carácter, muy dado a meterse en riñas callejeras. Sus mecenas le protegieron durante años pero en 1606, tras matar a un hombre en el transcurso de una pelea, tuvo que huir a Nápoles. Allí se convirtió en la estrella de la pintura napolitana. Seis meses después viajo a Malta, donde fue nombrado Caballero de Malta y se le consiguió el indulto por el caso de asesinato. Allí realizó varios retratos de los caballeros de la Orden, entre ellos el Gran Maestre. Sin embargo pronto fue expulsado por faltas morales y ser considerado una persona non grata.

Tras su expulsión se asentó en Sicilia donde siguió realizando trabajos como “La sepultura de Santa Lucia” o “La adoración de los pastores”. Las obras de esa época muestran figuras aisladas frente a un inmenso vacío, que transmiten la sencillez y la fragilidad de los personajes.

Nueve meses después regresó a Nápoles, donde se consideraba a salvo de sus enemigos. En 1610 viajó a Roma para recibir el indulto del Papa pero nunca llegó a su destino. Se cree que murió de fiebres durante el viaje pero el cuerpo nunca apareció.

Caravaggio es reconocido por haber dado la técnica definitiva al claroscuro, oscureciendo las sombras e iluminando el objeto. También resultó influyente su forma de plasmar el físico y la psicológica de los personajes de forma realista. Sus pinturas tuvieron un gran impacto en los jóvenes pintores romanos, surgiendo un movimiento pictórico llamado caravaggismo. Entre sus seguidores se pueden citar Giovanni Baglione y Orazio y Artemisia Gentileschi. En el siglo XVII su influencia seguía viva en pintores como Gerrit Van Honthorst, Rubens, Rembrandt o Velázquez.


Camille Corot

Jean-Baptiste Camilla Corot nació en Paris en 1796. Destacó como uno de los más ilustres pintores de paisajes y su estilo influenció a los impresionistas. Era hijo de una familia rica que intentó que trabajase en el negocio familiar tras finalizar su educación, a pesar de su vocación de ser pintor. Sin embargo, dado que Corot dedicaba toda la jornada laboral a dibujar, aceptaron su deseo y financiaron su formación.

Ingresó en el estudio del paisajista Michallon que le enseño a ser observador y reproducir fielmente la naturaleza. Tras la muerte de Michalon, continuó sus estudios con Bertin, otro paisajista que le enseño los principios clásicos de la pintura de paisajes. Corot destacó por su frescura y por su exactitud en la reproducción de los modelos. Sus paisajes suelen reproducir los momentos del amanecer y el crepúsculo, por lo que la luz aparece difuminada y la atmósfera resulta intimista, llena de reflejos y colores pastel. Sus cuadros reflejan cierto tono de melancolía o nostalgia, fruto de la influencia del Romanticismo.

Corot consigue triunfar en el Salón de Paris pero su obra no obtiene el favor del público. Como sus obras eran frescas y parecían esbozos, se decía que escondían su falta de destreza y de recursos técnicos. Sin embargo, el mérito de Corot era captar los volúmenes y buscar la estética de lo fragmentario, lo que hacía que el público considerase sus cuadros como inacabados. Sin embargo, este estilo es el que influyó en los primeros pasos de muchos impresionistas como Monet o Cezzane.

Entre sus paisajes podemos destacar “La Villa d’Abray” o “Recuerdo de Mortefontaine”. Entre sus retratos más importantes están “Gitana con mandolina”, “La lectora coronada con flores” o “La mujer de la perla”, que aparece en este artículo. En este retrato el artista prescinde de cualquier paisaje que pueda servir de fondo y realiza un retrato de inspiración renacentista, aunque podemos seguir apreciando las características de su modo de pintar en la utilización de luces y tonos difusos.


Artemisia Gentileschi

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Artemisia Lomi Gentileschi nació en Roma en 1593. Su padre, el pintor Orazio Gentileschi, fue su primer maestro y la introdujo en el estilo de Caravaggio y le enseñó dibujo, como empastar los colores y dar brillantez a los cuadros.

Destacó por encima de sus hermanos y firmó a los 17 años su primera obra, “Susana y los viejos”. Cuando cumplió 19 años, como no podía acceder a ninguna academia profesional de Bellas Artes por ser mujer, su padre contrató al artista Agostino Tassi como profesor privado. Por desgracia, fue violada por su profesor y la inquisición la sometió a torturas para demostrar la veracidad de sus acusaciones. Este hecho la inspiró para su obra “Judith decapitando a Holofernes”, una obra en la que se representa una escena violenta que puede simbolizar el deseo de venganza de la artista por la violencia que había sufrido.

En 1614 se casó con el pintor Pietro Antonio Stiatessi, con el que se instaló en Florencia. Allí fue la primera mujer en ingresar en la Academia de Dibujo y se convirtió en una exitosa pintora de corte. Mantuvo relaciones de amistad con personajes influyentes de la época como el artista Cristofano Allori, el duque Cosme II de Medici o Galileo Galilei.

En 1621 regresó a Roma, donde apreciaron su arte en los retratos y su habilidad para recrear escenas de la Biblia pero no consiguió que le realizaran encargos de frescos y retablos, mucho más lucrativos, por lo que en 1627 se trasladó a Venecia y en 1630 a Nápoles, buscando un lugar rico en el que abundasen los amantes del arte. En Nápoles fue muy apreciada como artista, recibió el apoyo y la estima de los nobles, y empezó a trabajar en cuadros para una catedral. Permaneció en Nápoles hasta su muerte en 1656.

Está considerada como una de las mejores pintoras barrocas, una artista completa que dotaba a sus cuadros de un realismo y una atmósfera dramática poco corriente en su época. Sus obras están llenas de energía y fuerza expresiva y muestran un gran dominio del color y los claroscuros. Entre sus obras más importantes podemos destacar “Susana y los viejos”, “Judit decapitando a Holofernes”, “Autorretrato como mártir” o el “Retrato de un confaloniero” que podéis observar en este artículo.


Aman-Jean

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Edmond Francois Aman-Jean nació en el año 1858 en Chevey-Cossigny, un pequeño pueblo a pocos kilómetros de las afueras de París. En 1880 comenzó sus estudios como pintor en la Escuela de Bellas Artes con el profesor Henri Lehmann. Allí conoció a Georges Seurat (inventor del estilo pictórico del puntillismo) con el que compartió estudios durante varios años y con el que mantuvo una gran amistad.

Más tarde estudió con el maestro Pierre Puvis de Chavannes, con el que colaboró como asistente en su obra “La Arboleda Sagrada” (Lión, 1884).

En 1886 realizó un viaje de estudios a Roma y, a su vuelta, entabló amistad con varios poetas simbolistas franceses como Stéphane Mallarmé, Paul Verlaine y Philippe-Auguste Villiers. Mientras los poetas trataban de utilizar el lenguaje para expresar nuevas sensaciones, Aman-Jean prefirió inspirarse en las tradiciones pictóricas e iconográficas. Se especializó en retratos de jóvenes y lánguidas damas, usando pinceladas bruscas y contrastes de color. Sus retratos más importantes son “Mujer con pavo real”, en el que se aprecia la influencia de las nuevas perspectivas del arte japonés, muy habituales en los pintores parisinos de la época, o los retratos de Thadée C. Jacques o Ella Carmichael, obra que podéis admirar en este artículo. Sus obras suelen estar realizadas en colores pastel, como rosas, violetas o rojos, y utiliza una técnica de pinceladas delgadas y ondulantes.

Además de por sus retratos femeninos, Aman-Jean destacó también por sus murales en edificios públicos, como “Los cuatro Elementos” para el anfiteatro de química de La Sorbona en 1912 o los ocho paneles realizados para el Museo de las Artes Decorativas de Paris en 1910. También trabajo en el diseño de láminas, litografías y pósters.

Aman-Jean expuso sus obras regularmente en el Salón de la Sociedad Nacional de Bellas Artes y en el Salón de la Rosacruz de 1892 y 1893.

Durante toda su vida mantuvo su amistad con el pintor Georges Seurat, con el que compartió taller en 1879. Seurat realizó un retrato de su amigo Aman-Jean que está considerado uno de los grandes retratos del siglo XIX.


Alberto Durero

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Durero nació en Nuremberg en 1471. Su padre fue su primer maestro y le enseñó el legado de la pintura gótica flamenca y del arte alemán del siglo XV. Las primeras influencias de Durero fueron pintores flamencos como Campin, Van Eyck o Van der Weyden. Con 14 años entró como aprendiz del grabador y pintor Michael Wolgemut, que le enseñó a realizar grabados en madera e ilustraciones para diversas publicaciones, trabajo en el que destacó por su facilidad para el trazado del dibujo y su meticulosidad para los detalles.

Después de varios viajes por Italia, en los que realizó varias acuarelas de paisajes y mejoró su manejo de las proporciones humanas a través del estudio de los textos del romano Vetrubio, regresó a Alemania, donde realizó múltiples grabados que elevaron su fama. En esta época es acogido por la familia Fugger, para los que realizó múltiples retratos.

Durero intentó conciliar el interés por los detalles empíricos de los artistas alemanes con el énfasis de los italianos en los temas clásicos y las figuras idealizadas. Creía que la geometría y las medidas eran la clave para entender el arte clásico y el renacentista italiano. Por ello, dedicó toda su vida a realizar un tratado sobre las proporciones humanas.

La enorme cantidad de sus obras, además de su gran calidad, han hecho que Durero influyera de forma notable en la historia del arte. Su interés por la geometría y las proporciones y sus observaciones de la naturaleza son un ejemplo de la curiosidad que invadía a los artistas del renacimiento.

Entre sus obras destacan “La Adoración de la Trinidad” o el díptico “Adán y Eva”. Entre sus retratos al óleo podemos destacar sus “Autorretratos”, “El retrato de Maximiliano I” o el “Retrato de una joven veneciana”.


Adolphe Piot

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Étiene-Adolphe Piot nación en Digoin (Francia) en 1820 y murió en 1910. Su estilo pictórico se encuadra dentro del realismo neoclásico.

En su juventud viajó a París a estudiar en el taller de León Cogniet, un maestro de gran reputación que tenía fama de ayudar a los jóvenes talentos. Cogniet le enseñó el amor por la forma humana que queda plasmado en todas las obras de Piot.

Empezó a exhibir sus obras en el Salón de Paris en 1850, destacando por sus retratos de mujeres, aunque a partir de 1870 empezó a exhibir trabajos que se salían del ámbito de los retratos, como “El abandonado” o “La carta”. En 1883 se convirtió en miembro de la Sociedad de Artistas Franceses, asociación que más adelante le convertiría en miembro perpetuo. En 1890 recibió una mención de honor por su trabajo en la Exposición Universal de 1889.

Sus retratos evocan la belleza y la naturaleza femenina de la mujer del siglo XIX. En sus obras solía utilizar un fondo oscuro para dar mayor sensación de brillo a la figura de la modelo. Sus retratos intentan mostrar los sentimientos y la personalidad de la modelo, ya sea con una tímida sonrisa, una mirada o una apariencia de dignidad. Piot va más allá de mostrar la belleza de la modelo, intentando percibir un nuevo tipo de feminidad. Sus retratos no sólo nos hacen admirar los rasgos físicos de la mujer retratada, sino que nos hacen preguntarnos por su personalidad y por sus sentimientos.

Por su idealizada y sentimental visión de las mujeres unida a una habilidad técnica al máximo nivel, se le considera como uno de los mejores pintores de la cara femenina.

Además de sus retratos femeninos, Piot también realizó numerosos retratos de niños.


La maja vestida y la maja desnuda de Goya

Estas dos obras son dos de los más famosos retratos pintados por Francisco de Goya, pintor y grabador español considerado como el iniciador del Romanticismo y el precursor de la pintura contemporánea y de las vanguardias artísticas del siglo XX. Su obra, influenciada por el barroco tardío, el neoclasicismo italiano y la pintura costumbrista española, fue evolucionando hasta llegar a un estilo único y una técnica que elevan a este artista a la categoría de los grandes maestros de la pintura universal.

“La maja desnuda” fue un retrato realizado entre 1790 y 1800 por encargo de Manuel de Godoy. Años más tarde (entre 1802 y 1805) éste encargó a Goya un segundo retrato de la misma mujer, titulado “La maja vestida”. Este intervalo de tiempo entre uno y otro cuadro hace pensar a los historiadores que originalmente no se pensó en estos cuadros como pareja. Algunas hipótesis señalan que ambos cuadros formaban parte de un ingenioso mecanismo en el cual, dado que ambas figuras tienen las mismas dimensiones y posición, la maja vestida cubría la imagen de la maja desnuda, como si fuera un juguete erótico encargado por Manuel de Godoy. De hecho, dado que la Iglesia lo consideró un desnudo erótico gratuito sin ninguna justificación iconográfica, Goya fue sometido a un proceso inquisitorial por la realización de esta obra del que salió sin cargos gracias a la influencia de sus importantes amistades.

En ambos retratos aparece el cuerpo entero de una mujer joven y hermosa recostada en una cama y observando fijamente al espectador. El cuadro tiene la particularidad de no estar representando ninguna imagen mitológica sino a una mujer real de la época de Goya.

La personalidad de la retratada es un misterio que ha suscitado muchas conjeturas. Algunos historiadores señalan que el cuerpo podría pertenecer a la duquesa de Alba, ya que parece que algunos rasgos como la cintura estrecha y la separación entre los pechos coinciden con los de esta noble. Sin embargo, el rostro no coincide con el de la duquesa, siendo prácticamente un esbozo idealizado que no representa a ninguna mujer conocida de la época de Goya.

Otros historiadores sugieren que la modelo del retrato podría ser Pepita Tudó, amante de Manuel de Godoy, que fue quien encargó los retratos. Esta polémica es una de las causantes de la gran popularidad de estos cuadros.

Desde el punto de vista artístico, estos cuadros destacan por la riqueza de su colorido y la calidad y realismo conseguidos, que hacen que creamos estar contemplando a una mujer de carne y hueso.


El caballero de la mano en el pecho del Greco

“El caballero de la mano en el pecho” es uno de los retratos más famosos del Greco. Este pintor, nacido en Creta y formado en Italia, alcanzó su madurez artística en España, llegando a ser uno de los más importantes pintores del renacimiento. Sus obras eran, en su mayoría, de temática religiosa, convirtiéndose en el artista encargado por la Iglesia española para llevar al público el mensaje de la Contrarreforma.

Su formación es la unión de tres escuelas muy diferentes entre sí. Por un lado, comenzó formándose en Creta, asimilando el arte postbizantino, que era una continuación de la pintura tradicional ortodoxa griega de la Edad Media. Continuó su formación en Venecia, donde aprendió el arte del color y la luz y las técnicas de la pintura al óleo de maestros como Tiziano y Tintoretto. Su última influencia, y quizá la más importante, fue el manierismo, estilo pictórico practicado en Roma por Rafael y Miguel Ángel, que consistía en una exageración y complicación de las figuras y en dar mayor importancia a la imaginación del artista que a la realidad que pintaba.

Es en España donde pinta sus obras maestras y sigue perfeccionando su estilo único y personal, que le lleva a ser considerado uno de los más grandes artistas de la pintura universal.

“El caballero de la mano en el pecho” o “El juramento del caballero” es un óleo sobre lienzo pintado por el Greco en su primera etapa española, alrededor del año 1580. No se sabe con seguridad el nombre de la persona retratada, aunque se le asocia con Juan de Silva, marques de Montemayor. Otros historiadores creen que podría tratarse de Miguel de Cervantes.

El modelo aparece vestido de forma elegante y lleva una espada y un medallón dorada, por lo que parece tratarse de un personaje honorable de la alta sociedad. El caballero mantiene la mano sobre su pecho, en un gesto de juramento, mientras su mirada parece dirigirse directamente al espectador, como si estuviese haciendo un pacto con él.

En este retrato se puede observar ya la magnifica técnica del Greco en la pintura al óleo, la influencia que los artistas renacentistas tuvieron en él, por la luz que parece iluminar la mano y el rostro del caballero y por los ricos matices de su traje oscuro, y la influencia del manierismo de Miguel Ángel en el alargamiento excesivo de las facciones del modelo, que dota al cuadro de una gran expresividad y es una de las características principales del estilo de este autor que fue exagerándola a lo largo de su vida hasta convertirla en uno de sus rasgos distintivos.




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