La maja vestida y la maja desnuda de Goya

Estas dos obras son dos de los más famosos retratos pintados por Francisco de Goya, pintor y grabador español considerado como el iniciador del Romanticismo y el precursor de la pintura contemporánea y de las vanguardias artísticas del siglo XX. Su obra, influenciada por el barroco tardío, el neoclasicismo italiano y la pintura costumbrista española, fue evolucionando hasta llegar a un estilo único y una técnica que elevan a este artista a la categoría de los grandes maestros de la pintura universal.

“La maja desnuda” fue un retrato realizado entre 1790 y 1800 por encargo de Manuel de Godoy. Años más tarde (entre 1802 y 1805) éste encargó a Goya un segundo retrato de la misma mujer, titulado “La maja vestida”. Este intervalo de tiempo entre uno y otro cuadro hace pensar a los historiadores que originalmente no se pensó en estos cuadros como pareja. Algunas hipótesis señalan que ambos cuadros formaban parte de un ingenioso mecanismo en el cual, dado que ambas figuras tienen las mismas dimensiones y posición, la maja vestida cubría la imagen de la maja desnuda, como si fuera un juguete erótico encargado por Manuel de Godoy. De hecho, dado que la Iglesia lo consideró un desnudo erótico gratuito sin ninguna justificación iconográfica, Goya fue sometido a un proceso inquisitorial por la realización de esta obra del que salió sin cargos gracias a la influencia de sus importantes amistades.

En ambos retratos aparece el cuerpo entero de una mujer joven y hermosa recostada en una cama y observando fijamente al espectador. El cuadro tiene la particularidad de no estar representando ninguna imagen mitológica sino a una mujer real de la época de Goya.

La personalidad de la retratada es un misterio que ha suscitado muchas conjeturas. Algunos historiadores señalan que el cuerpo podría pertenecer a la duquesa de Alba, ya que parece que algunos rasgos como la cintura estrecha y la separación entre los pechos coinciden con los de esta noble. Sin embargo, el rostro no coincide con el de la duquesa, siendo prácticamente un esbozo idealizado que no representa a ninguna mujer conocida de la época de Goya.

Otros historiadores sugieren que la modelo del retrato podría ser Pepita Tudó, amante de Manuel de Godoy, que fue quien encargó los retratos. Esta polémica es una de las causantes de la gran popularidad de estos cuadros.

Desde el punto de vista artístico, estos cuadros destacan por la riqueza de su colorido y la calidad y realismo conseguidos, que hacen que creamos estar contemplando a una mujer de carne y hueso.

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