Claude Monet

Claude Monet fue un pintor impresionista francés del siglo XIX. Desde pequeño destacó como dibujante y a los 15 años ya era conocido como caricaturista en toda la ciudad. Poco después empieza a pintar paisajes y toma la decisión de convertirse en pintor. Rechazó ingresar en la escuela de Bellas Artes y se matriculó en la Academia Suiza, donde se dedicó al estudio de figuras. Más tarde entró en el taller de Charles Glayre, donde conoció a otros artistas como Bazille o Renoir.

Durante esa época, debido a que su familia le había retirado su apoyo financiero por no querer abandonar la pintura para llevar el negocio familiar, sobrevivió gracias a varios encargos de retratos. En 1865 consiguió exponer dos paisajes marinos en el Salón de Paris que tuvieron una gran aceptación de la crítica. En 1886 presentó la obra que aparece en este artículo (“Camille con vestido verde”), que también obtuvo buenas críticas y en la que aparece representada la amante del artista, modelo de muchas de sus obras.

Poco a poco su estilo fue separándose del realismo y de las exigencias de la crítica y el Salón de Paris, por lo que su situación económica continuó empeorando.

En 1873 funda junto con otros artistas la Sociedad Anónima Cooperativa de Artistas, a los que la crítica llama impresionistas por el título de un cuadro que Monet exhibió (“Impresión: Sol Naciente”). En 1882 se aleja de los demás impresionistas y deja de exponer con ellos, consiguiendo que una de sus obras sea aceptada en el Salón de París. En 1883 se realiza una exhibición individual de sus obras que obtiene una crítica favorable. Poco a poco las obras impresionistas empiezan a venderse y consigue mejorar su situación económica, por lo que se dedica a recorrer Europa para pintar.

Sus últimos años están marcados por las cataratas que sufrió en ambos ojos y por la muerte de su segunda esposa, lo que le llevo a deprimirse y destruir algunas obras que creyó no podría terminar. Sin embargo, tras varias operaciones consiguió recuperar la visión y terminar varios cuadros de su serie de Nenúfares.

Se le considera el máximo exponente del impresionismo. Intentó incorporar el carácter de la luz a sus obras y practicó durante toda su vida la pintura al aire libre, sin esbozos previos realizados en un taller, lo que le permitió observar y plasmar los efectos de la luz sobre los objetos, lo que llena sus obras de vitalidad y armonía.

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